~ Cuando duerme ~
(Asterión x Algol )
Cuando duerme parece otra persona, Era curioso. Ahora mismo lucía tan pacífico, tan blando. Casi dulce.
Tal pensamiento provoca en Asterión una risita baja..
Su cabello rubio se desparrama por toda la almohada y parte de su rostro. Su ceño relajado y la boquita ligeramente abierta. Tanta ternura que provoca escalofríos.
Asterión aprovecha la oportunidad de peinar ese mechón de cabello rebelde de su rostro y seguir contemplando al árabe en un silencio solemne.
Para lo demás es El más feroz, cruel y peligroso caballero de plata. Incluso con él tiene que fingir ser así.
No le molesta en absoluto. Al fin de cuentas esa fue una de las razones por la cual empezó a atraerle. Esa sed de sangre. Esa hosquedad. La presencia que intimidaba hasta al más valiente.
¿Cómo se llamaba eso?. Ah! Sí. Carisma.
No fue extraño que estuviera atraído cual polilla a la luz. No fue extraño empezar a coquetear con él. A ofrecerse sin reparos ni condiciones.
Afortunadamente. Algol correspondió sus coqueteos — poco discretos, eso sí — y pronto empezaron con los jugueteos.
Algol le gusta tener el control. Y Asterión goza con llevarle la contra.
Enervarle, provocarle, enloquecerle. Al sabueso le provoca un gran placer eso.
Al principio Algol pintó bien la línea divisora en donde podía cruzar Asterión emocionalmente. Y era comprensivo que lo hiciera así: no sabían si iban a sobrevivir en su mundo lleno de batallas, misiones peligrosas y una guerra próxima.
¿Por qué complicar las cosas?.
De nuevo Asterión llevó la contra. La razón era sencilla: SATORI.
El don de leer mentes y corazones. Don que le hizo comprender que la gente engañaba y mentía con lo que pensaba y decía. El don que le mostraba lo doloroso del arrepentimiento.
Asterión podía tener mil defectos. Mas era honesto y sincero.
Ahí la verdad: Estaba enamorado de Algol y no iba reprimir sus sentimientos ni a respetar la línea imaginaria que Perseo había pintado frente a él.
Algol si que lo trata de ocultar.. Por eso han habido ocasiones en que intenta alejarse. Lo intenta. Lo intenta con todas sus fuerzas.
Pero siempre regresa con su sabueso, quien lo espera con todo y esa sonrisa odiosa de autosuficiencia. Regresa con el por que puede relajarse de sí, por que se siente seguro, cobijado, entendido….amado.
Ante los demás es un tanto engreído, demasiado arrogante. Tiene que ser así y además tiene razón en serlo. Pero su arrogancia no le hace bajar la guardia ni subestimar a sus adversarios.
Él es el portador de Medusa, es el escudo en las filas plateadas. Tiene que repeler a sus contrincantes, debe defender a los suyos….debe protegerse así mismo.
Hay noches que se olvida de quien pretende ser y sus manos acarician de forma delicada. Sus manos se pasean por la anatomía delgada de Asterión, lo hace con suma delicadeza.
Asterión lee su mente. Algol lo vislumbra como una escultura de piedra. De mármol. De bronce.
Debe ser su fetiche.
Esculpe con fuego cada uno de sus músculos, cada costilla con total dedicación, y el danés ahí, apretando los ojos para no moverse demasiado. Es parte del juego y no quiere que Perseo se convierta en Medusa.
Ante los demás no duda en sus decisiones. Nunca. Su seguridad te aplasta y su carisma hace que te apartes de su lado, por que le estorbas.
!Ah¡ como le encanta dar órdenes el muy maldito.
Al dormir cae en un sueño tan profundo y tan sereno que parece que nada le preocupa en la vida, que no tiene estrés; parece que es el sueño de un hombre con conciencia limpia.
Le gusta verlo dormir, meterse en su mente. Es un lugar silencioso, sin ecos. Sin demonios. Algol solo tiene un sueño: el desierto donde nació.
Ante los demás muestra una sonrisa arrogante. Su risa es una carcajada pone los pelos de punta. La risa como un grito de guerra.
Algol ríe mientras ataca.
Cuando está con el solo sus ojos sonríen. Un poco, solo un poco.
Le gusta cuando duerme, pero le gusta aún más cuando, muy despacio, despierta. Su respiración pesada cambia. Carraspea por la garganta seca y poco a poco abre los ojos, perezoso, perezoso.
Al sabueso, le gusta cuando duerme, le gusta cuando despierta y lo que más le encanta es que lo primero que ve sea a él.
Asterión devuelve la mirada y sonríe.
“Deja de verme” piensa fuerte. Incómodo.
Piensa que está soñando, duda que sea el sabueso. Entonces aspira y reconoce su aroma tan particular..
Su olor, lo lee en su mente, le hace recordar lo mucho que se amaron en la noche, lo que rugió al terminar.
Recuerda que dijo: Te Amo.
Se avergüenza de ello. Hay una lucha en su interior y duda si ponerse o no su mejor mascara de petulante engreído. O si será mejor fingir que nada pasó.
Lucha y lucha para cubrir las palabras dulces que se suspiraban mientras besaba mi espina dorsal, mientras le montaba.
“No señor, no se lo permito”
Antes de colocarse su máscara él lo besa.
Antes que sea como quiere que lo vean los demás él desnuda su verdadero ser.
Besa su boca, se coloca sobre él.
—- Mirame
Endereza su cuerpo para que tenga una vista panorámica de este. Sabía que le gustaba las marcas de sus músculos a los costados, así que colocó sus manos en ese lugar.
— Algol , Algol…¿cuando serás más sincero ?
Sabía como le enloquecía la manera en que se movía y sus miembros se restregaban mutuamente.
— No temas decirlo. Tampoco es tan necesario que lo digas…— Asterión lo dice tranquilo, acariciando su rostro e inclinándose para besarle. — yo lo sé. Solo yo.
Algol devuelve el beso de forma lenta y profunda. Se deja llevar tras un largo suspiro. Muy muy largo suspiro que le sabe bien. Que lo derrota.
— Hablas mucho, Aste.
Sobre sus labios se estira un sonrisa y una risa traviesa se escapa.
— Así me amas.
Rodando sobre la cama, Algol lo somete para quedar debajo suyo. Quizá para obligarlo a callar. Aún así no puede ocultar su rostro ruborizado cuando le dice que Sí. Que así lo ama.
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Hola Wynnter bebe! ¿Cómo estás.?
Este es mi regalo de cumpleaños de mí para ti. Una disculpa por la redacción, llevo un año sin escribir y se nota! ^^u
Pero ha sido con todo mi cariño y hamors.
Espero que te lo pases bien en tu cumple.
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